Hermosa
y vieja tetera
que
en mi comedor descansas,
de
las manos de mi abuela
que
tantas veces te usara,
me
resurge su recuerdo
juntas
vinieron de Italia.
Revives
aquellos días hace tiempo…
esos
días de mi infancia,
cuando
en el patio jugábamos
al
tejo con mis hermanas.
Abuela
de cabellos blancos,
a
merendar nos llamabas.
Estabas sobre la mesa tetera
con
esa flor en tu panza,
flor
azul con hojas verdes
un
cisne me recordabas,
tu
cuello elegante y fino
tal
vez con trazos de magia.
Otoño, mañana tibia víspera de mi boda
hasta
mis manos llegabas.
Fue
el regalo de un tío
junto
a ese trozo de historia
generoso
me entregara.
Desde mi sillón te observo
en un mueble de mi casa
y parece que me hablaras.
Me cuentas del viaje largo…
que
mis abuelos hicieron
y en sus baúles estabas.
No las puedo contener
ruedan por mi rostro lágrimas.
Tienes
corazón de abuela
tu
alma es italiana.
Por
siempre serás mi norte
¡hermosa
tetera blanca!
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